

En 2015 se han cumplido la friolera de 25 años desde el estreno de Solo en Casa, la película que catapultó a la fama a aquel adorable niño de entonces 10 años, que se convirtió en una estrella mundial. Macaulay Culkin se pasó media infancia convirtiéndose en millonario para luego pasar una adolescencia y una vida adulta de lo más turbulento con problemas de adicciones, una nefasta relación con sus padres y managers. Sin embargo, el actor -ahora más bien retirado- no parece guardar tan mal recuerdo del film que le dio la fama. O, al menos, intenta superar el trauma que le proporcionó ser el niño más mono y conocido del mundo a tan tierna edad con mucho sentido del humor.
Lo ha hecho en un cortometraje muy alternativo en el que se vuelve a poner en la piel de un Kevin McCallister totalmente traumatizado con la experiencia vivida cuando era un niño. «Imagina, era un crío de 8 años y mis padres se olvidaron de mí en casa en plena Navidad. Tuve que defenderme de dos psicópatas como pude», dice el personaje a un amigo, dentro de un coche. Efectivamente, ¿quién no quedaría tocado ante un recuerdo así en la vida real? De repente, llega un atracador y Kevin vuelve a poner en práctica sus trucos para quitarse de encima a aquellos ladrones que intentaron desvalijar la casa familiar en 1990.
Claro, aplicados esos trucos a la realidad Kevin demuestra que él mismo se ha convertido en un psicópata absoluto, con técnicas propias de torturador. El mítico grito de Solo en casa se ha transformado en el lamento de un trastornado en este corto. A pesar de que todo suena terrorífico, este cortometraje está cargado de humor e ironía. Al menos, Macaulay debe tenerla para haber aceptado participar en él a pesar de que claramente esta película y su secuela marcaron demasiado su vida y su carrera. Nada mejor que reírse de los propios fantasmas para alejarlos de nosotros.
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