Los rumores son ciertos, el ejercicio induce placer sexual y tiene un nombre: Coresgam.
Si necesitabas una última razón para animarte a comenzar (o retomar) tu rutina de ejercicios el próximo mes de enero, lee con atención, porque te traemos la definitiva: por fin se ha demostrado que el ejercicio físico puede producir, además de los ya sabidos efectos positivos en cuerpo y mente, placer sexual.
Y es que la ciencia (y los resultados en Google) ha probado la existencia y realidad del coregasm -un orgasmo inducido por el ejercicio que ocurre, en concreto, cuando se trabaja la zona abdominal-.
El sexólogo Alfred Kinsey abordó este hecho por primera vez en 1953 basándose en relatos anecdóticos de las mujeres con las que había hablado, las cuales aseguraban haber experimentado orgasmos durante sus ejercicios rutinarios. Se iniciaba así una conversación, que ya dura décadas, y que ha pasado desilenciosos laboratorios y tímidas charlas de vestuario a las Universidades.
En la de Indiana, Debby Herbenick y J. Dennis Fortenberry encuestaron a un total de 530 mujeres; de ellas, 370 de entre 18 y 63 años habían experimentado placer sexual a través del ejercicio en algún momento de su vida. Todas confesaron haberse sentido felices con sus experiencias, aunque aquellas que alcanzaron el clímax admitieron que el pudor y la vergüenza de vivirlo en público fue mayor. “Es un sentimiento extraño en tu cuerpo. Estás muy controlada y lo sientes en los músculos de tu abdomen. Sabes que en cualquier momento puedes parar y dejarlo pasar”.
El mecanismo exacto para lograr un coregasm sigue siendo tema de debate, pero el ejercicio más común con el que se ha asociado es la ‘silla del capitán’: un movimiento que implica sostenerte sobre tus antebrazos para que tus piernas queden suspendidas y poder así levantar tus rodillas hacia tu barbilla o mantenerlas rectas en un ángulo de 90 grados con el resto de tu cuerpo.
Pero lo que sí queda probado es que los ejercicios abdominales son los principales involucrados en el coregasm (de ahí su nombre), que se asocia también con deportes más comunes como la bicicleta, el yoga, el levantamiento de pesas… e incluso el running. Y es que son las contracciones en los músculos abdominales y el suelo pélvico que se producen en estas actividades las que causan la estimulación.
Hasta ahora, este nuevo tipo de experiencia surgía solo en la rutina deportiva femenina pero, atentas, porque se está estudiando la existencia del coregasm femenino y, por supuesto, los beneficios que estos ejercicios causan, aunque no sea de manera inmediata, en tu actividad sexual habitual.
Comparto un artículo para saber un poquillo más acerca del orgasmo femenino